L7L / Die Sieben Irren
Cuaderno de bitácora del montaje de Los siete locos de Roberto Arlt para la Münchner Kammerspiele
15/8/22
Estimado señor: Me he enterado de que ha salido una novela suya llamada Los siete locos. Como dispongo de poco dinero para invertir en libros, le agradecería me diera algunos datos respecto a ella, para saber si vale o no la pena de gastarse el tiempo y unos pesos en su lectura.
Dudé un momento. Luego me dije que, habiendo hablado de tantas obras ajenas, bien tenía el derecho de explicar cómo era lo mío. Además, si hay gente que se conforma con conocer el argumento de una novela, sin tomarse el trabajo de leerla, ni gastar unos centavos en adquirirla, les regalaré a mis lectores ese argumento, que va franco de porte.
Hombres de esta ciudad
El argumento
Tres aspectos
Vida interior
Ni locos ni cuerdos
14/8/22
Milan Kundera dice:
El totalitarismo no es únicamente el infierno sino también el sueño del paraíso, el sueño milenario de un mundo en el que todos los hombres vivan en armonía unidos por una voluntad común y una fe sin secretos entre ellos. André Breton también soñaba con este paraíso cuando hablaba de la casa de cristal en la que le gustaría vivir. Si el totalitarismo no explotara estos arquetipos que se hallan en lo más recóndito de todos nosotros y que están profundamente arraigados en las religiones, no podría atraer a tanta gente, sobre todo durante las fases tempranas de su existencia. Pero una vez que el sueño del paraíso empieza a convertirse en realidad, las gentes que tratan de interferirse en ese camino aparecen por doquier, y por esta razón los soberanos del paraíso deben construir un pequeño gulag a un lado del Edén. Con el correr de los años, el gulag va haciéndose mayor y más perfecto mientras que el paraíso contiguo pasa a ser cada vez más pobre y pequeño.
Entrevista de Philip Roth a Milan Kundera
Ciencias ocultas
“Una noche, tendido en mi lecho, pensaba, como de costumbre, en el modo de "apresurar" mi evolución espiritual para poder adquirir poderes maravillosos, cuando de pronto, cual si un viento formidable hubiese arrancado las tinieblas de mi estancia, vi una gris soledad infinita, áspera y terrible.”
Roberto Arlt, Las ciencias ocultas en la ciudad de Buenos Aires
Balcones
Y es que, si algo puede afirmarse de la población porteña, es lo siguiente: Somos o constituimos el pueblo más balconeador del planeta. Sin grupo. No nos afligimos por nada. No nos impresiona nada. [...] Automóviles con chapas de todos los parajes de la República hacían cola, uno tras otro, moviéndose despacio por la rúa. Lo único que faltaban eran serpentinas. En serio. Serpentinas y caretas. Y el orgullo con que la gente miraba a sus prójimos parecía decir: «Bueno: ahora nosotros también tenemos nuestra revolución»
Roberto Arlt, «Balconeando la Revolución» en El Mundo, 8 de setiembre de 1930.